- Entre el 15 y 16 de marzo de 1889, el mandatario y su comitiva recorrieron Antofagasta y la provincia del Loa, siendo la primera máxima autoridad en realizar este tipo de iniciativas.
A las 10 de la mañana del viernes 15 de marzo de 1889, desembarcaba en el desaparecido muelle fiscal de Antofagasta don José Manuel Balmaceda, presidente de Chile, quien dirigió el país entre 1886 a 1891.
Con este hito, Balmaceda se convirtió en el primer mandatario chileno en visitar no solo la ciudad, sino el norte del país tras ser anexada a Perú y Bolivia, lo cual suscitó todo un evento para la población.
En el libro “La gira del presidente Balmaceda al norte”, del historiador Rafael Sagredo Baeza, se entregan detalles de este hecho, la cual no solo contempló Antofagasta, sino también Iquique, Tocopilla, Coquimbo y las salitreras de la zona.
Antesala
El presidente Balmaceda inició su gira al norte a inicios de marzo de 1889, con el objeto de recorrer las entonces provincias de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo. Esta acción no era nueva en el dignatario, pues desde que era ministro del interior en la administración de Domingo Santa María, tenía por costumbre recorrer las localidades para conocer “in situ” la realidad de sus habitantes.
Pero, además, este viaje tenía un fuerte aditamento político, ya que daba un mensaje que el Gobierno de Chile tenía especial interés en administrar la riqueza de estos territorios para beneficio de las arcas fiscales, lo que terminó por gatillar la guerra civil de 1891.
Sobre esta visita, Rafael Sagredo explica en su libro que “debido a la presencia del jefe de Estado en las provincias norteñas, y en especial en las de Tarapacá y Antofagasta recientemente integradas al país a consecuencia de la Guerra del Pacífico, representó todo un acontecimiento. No solo porque era la primera vez que un Presidente de la República alcanzaba hasta ellas. También porque la excursión fue vista como un acto destinado a reafirmar la soberanía nacional sobre aquellos territorios”.
Recepción
Tras visitar Iquique, el presidente zarpó de esa ciudad a las 10 de la noche del 13 de marzo rumbo a la región de Antofagasta a bordo del Amazonas, de la compañía Sudamericana de vapores. Por ese entonces, esta nave estaba adaptada con todos los lujos y comodidades para transportar a un hombre de la talla de Balmaceda, junto a su comitiva. Esta nave fue escoltada, a su vez, por el crucero de guerra Esmeralda.
Previo a su recalo en Antofagasta, visitó la comuna de Tocopilla la mañana del jueves 14 de marzo. La noche de ese día enfilar rumbo a Antofagasta, en donde recaló a las 6:00 del viernes 15. Pero no desembarcó hasta las 10:00 de ese día, para esperar a que toda la comitiva de recepción y los habitantes estuvieran listos para recibirle.
El libro consta que “aI momento de desembarcar el presidente Balmaceda, que lo hizo junto con su comitiva y acompañado por el intendente Villegas, el alcalde Eduardo Lefort, el juez y numerosos vecinos, los fuertes de la ciudad hicieron las salvas (cañonazos) de estilo, las que fueron contestadas por el crucero Esmeralda”. Ya en el puerto, autoridades, población y comitiva entonaron el himno nacional.
El mandatario y su comitiva disfrutaron de un exquisito almuerzo brindado por la empresa de Ferrocarriles Antofagasta, consistente en platos elaborados principalmente con pescados y mariscos de la zona. Todo, acompañado de las mejores reservan de vino.
Por la tarde, visitó la iglesia parroquial (actual Catedral San José) en donde le obsequió un crucifijo de oro al vicario Luis Silva Lezaeta. Esta reliquia actualmente aún se conserva en el templo. Recorrió además el edificio de la intendencia y el de la aduana (actual Museo Regional), escuelas públicas y la cárcel.
En esta visita, Balmaceda aprovechó de inaugurar unos malecones (murallones para delimitar la franja costera) que eran parte de las obras que realizaba la empresa del ferrocarril en ese entonces. A las 20:00 horas de ese día, el presidente partió a bordo de un convoy a la pampa para conocer la realidad de las salitreras de la región (el viaje estaba programado para las 18:00, pero se retrasó).
El Loa
A primeras horas del sábado 16 de marzo de 1889, el mandatario llegó hasta la provincia del Loa, pasando en el intertanto por diversas estaciones salitreras, en donde fue recibido afectuosamente por los obreros de la zona.
En este recorrido por el interior, Balmaceda llegó a estar distante a 140 kilómetros con la frontera boliviana. A su regreso, almorzó junto a su comitiva en la estación de Cere, llegando a las 12:30 horas de ese día a Calama.
En esta ciudad “visitó el cuartel de policías, la escuela pública, el templo y la oficina telegráfica (…) A la una de la tarde, Balmaceda y su comitiva regresaron a la estación del ferrocarril y partieron a Antofagasta, entre los hurras y vítores que les brindaba la población local”, constan cronistas de la época.
Antes de abandonar la capital del Loa, el presidente entregó dos mil pesos de la época al párroco Domingo Cáceres para refaccionar la iglesia de la comuna.
Adiós
Tras un paso por Pampa Central, el convoy retorna a Antofagasta a las 18:00 horas del sábado 16 de marzo. Nuevamente, el presidente y su comitiva asisten a las 20:00 horas a un banquete brindado en la Escuela N°1 de Niñas de la ciudad. Este mismo edificio aún se mantiene en pie, siendo el actual teatro Pedro de la Barra, en calle Condell esquina Baquedano.
“El salón dispuesto al efecto se encontraba arreglado con gustos artísticos y mostraba en la testera el retrato de Balmaceda en medio de ramas de laurel, teniendo a ambos lados los del héroe de Iquique (Arturo Prat) y de Benjamín Vicuña Mackenna, todos entre guirnaldas y banderas. A los costados se veían bonitos escudos alegóricos, también adornados con banderas (…) Se veía también el arco de bienvenida que el Cuerpo de Bomberos había instalado originalmente a la entrada de la escuela donde se celebraba el homenaje”, relata el texto.
Balmaceda agradeció esta recepción y también elogió a los habitantes de la región por “los esfuerzos del trabajo a que se debía la existencia de la industria en el desierto”, prometiendo “ingentes esfuerzos para permitir el desarrollo de la industria en beneficio de sus habitantes”.
Tras el banquete, los comensales y autoridades acompañaron al presidente y a su comitiva hasta el muelle fiscal para abordar el Amazonas, el cual, a eso de las 23:00 horas de ese sábado, y bajo una luna llena, enfiló rumbo al sur. Su siguiente escala sería Taltal.
Así concluyó la primera visita de un presidente chileno a la ciudad, evento acaecido hace ya 135 años.