- Pese a ser un afortunado aventurero francés, Domingo Latrille se retiró de la vida pública y vivió sus últimos años como boticario en una localidad perdida en la cordillera.
Domingo Latrille Loustauneau fue un aventurero francés que llegó al norte de Chile a mediados del siglo XIX -como otros tantos de su índole-, buscando riquezas en una zona que se mostraba hostil a la supervivencia humana.
Junto a su hermano Máximo, descubrió en el año 1841 los depósitos de guano en la península de Mejillones. Según cuenta el historiador Juan Collao Cerda en su libro Historia de Tocopilla, “Dominique (verdadero nombre) Latrille fue uno de los exploradores más afortunados: descubrió las covaderas de Mejillones, el salitre del Salar del Carmen, minas de Gatico, Punta Blanca y Duendes”.

Pero el originario de Pau (Pirineos franceses) pasaría a la historia por un hito que cada año es recordado en la región de Antofagasta. La fundación de Tocopilla, hecho próximo a conmemorar 182 años este 29 de septiembre de 2025.
Fundación del puerto
Para 1843, año de la fundación de Tocopilla, la entonces inexistente ciudad estaba conformada por una variada cantidad de villorrios mineros que explotaban y fundían metales en zonas conocidas como Punta Algodonales, Caleta Duendes, entre otros.
Domingo, quien también trabajaba unas pequeñas explotaciones en el sector, propuso al prefecto de Cobija (puerto donde las autoridades bolivianas mantenían su administración, ya que la región era territorio soberano de dicho país) la fundación de una ciudad para así obtener mayor respaldo de las autoridades bolivianas para sus empresas.
Es así que a las 11 de la mañana del domingo 29 de septiembre de 1843 se procedió a la demarcación del terreno y a la fundación de Tocopilla. Este primer emplazamiento tuvo en su origen una extensión de 30 cuadras de largo por 20 de ancho.

Drástica decisión
Nadie sabe los motivos, pero siendo Latrille un próspero industrial de Tocopilla, en la década de 1870 toma sus pertenencias y parte sin su familia a internarse al interior de la región de Tarapacá.
Y su destino final fue Huatacondo (en quechua, “Nido del Cóndor»), localidad precordillerana ubicada a 230 km al sureste de Iquique y a 118 km al noroeste de Ollagüe, a más de de 4.300 metros sobre el nivel del mar.
Ahí, el ya anciano Latrille pasó sus días como un respetado vecino que preparaba ungüentos y los administraba -en una suerte de «médico»- a los pocos habitantes de la zona. El registro de esto lo hizo el ingeniero Francisco Risopatrón en su “Diccionario Geográfico de las Provincias de Tacna y Tarapacá”, de 1890, donde describe la presencia de Domingo Latrille tras su paso por Huatacondo.
“Este pueblo es notable, tanto por sus cultivos, por cuanto es asiento de un grupo de trabajadores industriosos, tenaces, y sumisos para el trabajo; es, puede decirse, un pueblo feliz; allí la primera autoridad es el venerable anciano señor Latrille, quien atiende a los habitantes como a sus hijos, estimulándoles al trabajo con sus consejos y con su ejemplo; es en ese punto el médico, el boticario, el confesor, en una palabra, un verdadero padre, de donde nace el amor, el cariño y respeto que le profesan. Es un patriarca moderno, al servicio de su tribu”.
El “venerable anciano” fallece en abril de 1891, siendo sepultado en el lugar. En la década de los 80 del siglo XX, una comisión tocopillana partió a la localidad precordillerana para exhumar sus restos e inhumarlos en el puerto que él fundó, pero los habitantes de Huatacondo borraron el nombre de la sepultura y jamás indicaron cuál era, a modo de preservar a su insigne patriarca.



Relectura histórica:
Investigaciones recientes, entre ellas el libro ‘Hermanos Latrille. Impronta en el desierto’ (2015), del historiador Damir Galaz-Mandakovic y Eduardo Owen Palma, obligan a reevaluar el proceso. La idea de “fundación” el 29 de septiembre de 1843, indican, es cuestionable, pues no hay documentos oficiales que la validen. Lo que ocurrió fue lo mencionado anteriormente: la demarcación de terrenos en un espacio bajo soberanía boliviana, un acto para formalizar campamentos mineros que ya existían desde la década de 1830. En ese contexto, el origen del puerto se entiende mejor como un proceso de articulación entre el Sur Global (como proveedor de recursos) y el capitalismo mercantil del Norte Global, impulsado por privados y no como el hito de un solo hombre.
Siguiendo aquello, la figura de Latrille generalmente es romantizada. Su ida a Huatacondo fue la consecuencia de la crisis económica y las tensiones políticas pre Guerra del Pacífico que lo llevaron a ser acosado y desterrado. Lejos de solo ser un boticario en su “autoexilio”, el empresario francés se integró a la economía local del poblado, lo que debe leerse en clave colonial y, si se analiza toda su trayectoria, "encarnó los engranajes del extractivismo decimonónico (guano, cobre y salitre) y los conflictos fronterizos que definieron el destino del Norte Grande. Un denso trasfondo económico y geopolítico, al punto que su familia también fue acosada en la posguerra", expresó Galaz-Mandakovic.