- De esta forma, los corresponsales de guerra peruanos narraban los sucesos del 21 de mayo y días posteriores.
Hoy, hace 145, se desarrolló el Combate Naval de Iquique, el mayor conflicto de la Guerra del Pacífico (también conocida como Guerra del Salitre). En Don Caliche hemos publicado varias notas respecto a este suceso que marcó la historia de nuestro país.
El combate naval fue un enfrentamiento que tuvo como raíz el control de las regiones ricas en salitre y otros minerales, que, hasta ese momento, estaban bajo el dominio de Perú y Bolivia. Entre ellas la actual Región de Tarapacá, rica tanto en salitre como en guano y la Región de Antofagasta, donde se encuentran los yacimientos de cobre más importantes del mundo actualmente.
Sin embargo, para los peruanos la guerra significó un desafío enorme y eso que estaban aliados con Bolivia, tras el tratado firmado en 1873, lo que hizo que el impacto de la guerra fuera devastador, ya que, entre varios sucesos, el ejército chileno -que un 14 de febrero de 1879 desembarcó en el muelle de Antofagasta– ocupó Lima por más de cuatro años, sin mencionar otros aspectos como la Expedición Lynch, iniciativa militar cuyo objetivo fue ahogar económicamente al Perú.
Gracias a los corresponsales de guerra peruanos de esa época, podemos reconstruir parte de lo que fue la jornada del 21 de mayo de 1879 y las posteriores.
Diarios ‘El Comercio’ y ‘La Opinión Nacional’
El profesor de Historia, Ricardo Rabanal, es quien recopiló estos extractos de los periódicos peruanos El Comercio y La Opinión Nacional, gracias al apoyo de Juan Carlos Fernández Calderón, trabajador del área de Archivos Nacionales de la Biblioteca Nacional del Perú.
“Revisar estos documentos fue volver a ver la historia, pero ahora desde el punto de vista del adversario y cómo fue evolucionando la opinión pública peruana en esa época”, expresa el profesor antofagastino.
La Opinión Nacional
Lima, 22 de mayo de 1879
“Sucesos del día: los buques chilenos han abandonado la bahía del Callao. Ni siquiera han querido cambiar un saludo con la plaza. Y los aguardábamos con impaciente anhelo: queríamos enviarles en el corazón de nuestras balas una prueba del odio que nos inspiran (…) Cuando la torpeza crea un lance de honor, no se fuga: se acepta. Esas sesenta bocas de fuego han podido siquiera honrar sus banderas. Pero no están acostumbrados a eso los chilenos: les gusta más bombardear poblaciones indefensas. ¿Esos son los bravos descendientes de Arauco y Caupolicán? No, son los hijos de los forzados de Valdivia: huyen despavoridos de la justicia. Su conducta de hoy lo prueba una vez más”.

“Sucesos del día: La hipótesis de que los buques chilenos han venido al Callao, creyendo encontrar a los nuestros, se confirma con el siguiente trozo de un desvergonzado editorial de El Mercurio: ‘Pero esa agonía (la de Chile) no la verán los indecentes plumarios de Lima; lo que verán será el destrozo completo de su escuadra, si es que tiene el valor de abandonar su guarecido fondeadero, la derrota ignominiosa de su ejército, y por fin el castigo ejemplar que recibirá el Perú por su perfidia y sus bellaquerías para con Chile; que en mala hora tuvo la sandez de creer en sus fingidas protestas de amistad’. El Huáscar y la Independencia les darán la respuesta”.
El 25 de mayo, el mismo diario peruano escribía:
“La Independencia, el Huáscar: tenemos que comunicar una triste noticia. La Independencia, persiguiendo a la Covadonga, ha varado en Punta Gruesa tropezando con una roca oculta. Los esfuerzos por salvarla fueron inútiles y el auxilio del Huáscar solo pudo salvar vidas, pero no el buque. Los mares del sur nos son funestos, perdimos también la fragata Amazonas. Pero no importa: esa nave no se necesitaba para el triunfo del 2 de mayo. Tampoco se hará notar la ausencia de la que hemos perdido en la demanda valerosa del desagravio. Tengamos ánimo y conformidad. Siquiera nuestra desgracia no es obra de los chilenos. Buques no nos faltarán y, sobre todo, nos sobran recursos y corazones para la guerra sin tregua”.
Rabanal explica que “a través de estos reportes de los corresponsales peruanos se puede notar cómo el periodismo del vecino país va preparando a la opinión pública respecto al transcurso de la guerra, la cual desemboca en su derrota. Sin embargo, ellos no pierden la moral e informan desde una arista positiva”.
El Comercio
Lima, lunes 26 de mayo de 1879
“El transporte ‘Oroya’ llegó al Callao en la tarde de ayer. Fue portador de una nueva fatal. Recibámosla con valor, y tengamos resignación y fe en la justicia divina, sin olvidar que el patriotismo tiene recursos infinitos, superiores a los más serios contrastes. Nuestro blindado Independencia está perdido. No venció a nuestra hermosa nave el enemigo; la abatió la fatalidad”.

Lima, lunes 2 de junio de 1879
“Y a propósito del combate de Iquique, digamos con franqueza que nos había extrañado observar, a tenor de algunos artículos publicados en la prensa de Lima, el heroico valor de algunos chilenos que intentaron abordar el ‘Huáscar’, asaltando este buque en el momento que daba el espolonazo a la ‘Esmeralda’. Según dicha relación, el comandante Prat murió en cubierta del ‘Huáscar’, víctima de su temeraria empresa. Y nos extraña semejante valor, porque ¿Cómo concederlo, sin contrariar las leyes de la naturaleza?”.
Estrategia de la Armada e importancia de Antofagasta
145 años han pasado desde que los corresponsales de guerra peruanos enviaron esas noticias hacia Lima y en una nueva conmemoración del Combate Naval de Iquique, el profesor de Historia y Geografía, Ricardo Rabanal, expresa que “la gesta del 21 de mayo, fundamentalmente desde el punto de vista estratégico, es una victoria rotunda, sobre todo por la capacidad de Arturo Prat de mantener los combates en circunstancias adversas. El combate revela la capacidad y la estrategia de la Armada chilena en ese momento. Estrategia y capacidades que hasta el día de hoy se mantienen”.
Finalmente, Rabanal destaca la importancia que tuvo Antofagasta para la Guerra del Pacífico, un aspecto muchas veces pasado por alto: “Lamentablemente nuestras autoridades no han rescatado el valor patrimonial de Antofagasta como el centro de operaciones fundamental que tuvo el ejército chileno en la Guerra del Pacífico. Actualmente se están liberando escritos y partes militares que nos permiten dimensionar la importancia estratégica de nuestra ciudad, no solo como el fondeadero de todos los barcos y su distribución logística, sino también desde el punto de vista militar del alto mando”.
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