- Francisco Andrade, el joven soldado combatió en Chorrillos, Miraflores y Huamachuco. Al final de sus días se dedicó a atender una botica en el Puerto Salitrero.
En el patio N°2 del cementerio de Tocopilla, precisamente ese donde fueron sepultadas las personas que fallecieron durante los dos primeros decenios del siglo XX en el Puerto Salitrero, una lápida blanquecina apenas destaca por un desvaído decorado tricolor en su entorno.
En el epitafio de la sepultura se lee escuetamente: «Francisco Andrade, veterano del 79. Falleció el 24 de mayo de 1912. Le dedica este recuerdo su esposa», pero nada más. No obstante, el esqueleto que reposa tras este grabado perteneció a un soldado que participó de las más cruentas batallas de la Guerra del Pacífico.
La ficha militar de este veterano de guerra fue proporcionada a Don Caliche por el investigador y escritor Mauricio Pelayo González, autor de libros como «Los que no volvieron», «Cartas desde el campamento» y «La Guerra del Pacífico», coescrita con el también investigador Rafael Mellafe.

Joven soldado
La ficha nos precisa que, efectivamente, quien yace tras ese epitafio fue Francisco Andrade Castro, oriundo de la localidad de Curepto, región del Maule.
Hijo de Silvestre Andrade y doña Josefa de la Cruz Castro, como muchos sureños al inicio de la guerra, Andrade Castro se enroló un año después del inicio del conflicto, el 6 de marzo de 1880 cuando apenas contaba con 20 años.
El joven fue destinado a componer la infantería de la compañía granaderos del Batallón Cívico Movilizado Talca, la cual fue compuesta en su mayoría por estudiantes de liceo y sus profesores. Todos ellos comandados por el teniente coronel José Silvestre Urizar.
El regimiento fue entrenado en Quillota y, en 1880, fue destinado al frente de acción. Participó en las campañas de Tacna, pero no fue incluido en las batallas (como la del Alto de la Alianza y la toma del Morro de Arica), pero sí se les preparó para lo que sería su gran bautismo de guerra.
Finalmente, Francisco Andrade tomó su fusil Remington Rolling Block y enfrentó las dos batallas más cruentas de la campaña de Lima. Las batallas de Chorrillos y Miraflores, ambas acaecidas en enero de 1881 en las puertas de la capital peruana. Tras estos enfrentamientos, el Ejército de Chile doblegó al Perú y tomó su capital, concluyendo así con la guerra en su etapa institucional.
Huamachuco

Por los antecedentes en su ficha, Andrade no recibió tiros ni lesiones tras esas jornadas maratónicas, no obstante, se le envió junto a todo su regimiento a la campaña de la Sierra y así enfrentó la última gran batalla contra tropas irregulares del Perú, la batalla de Huamachuco, la cual tuvo lugar el 10 de julio de 1883.
Andrade conformó la infantería que hizo frente a las montoneras lideradas por el oficial peruano Andrés Avelino Cáceres. Recordemos que al final de esta batalla, Chile finalmente se impuso a la resistencia peruana, por lo que con Huamachuco se selló el conflicto armado.
Sobre esta batalla, el investigador militar y escritor Rafael Mellafe Maturana, explica que «con Huamachuco se cierra la Guerra del Pacífico, porque se vencieron a las fuerzas de Cáceres de una vez por todas y rompió la moral del adversario. Con esa victoria se ratificó la presidencia de Miguel Iglesias, lo que implicó un acuerdo de paz con Chile y, finalmente, en esa batalla se logra la victoria porque las tropas de Cáceres se quedan sin munición, siendo que tenían suficientes balas en la cima del cerro de Huamachuco, pero nadie se preocupó de proveer una cadena logística para abastecer de munición desde el cerro a los soldados que se encontraban en el llamo dando la pelea».
Tras la batalla, Andrade recibió las medallas por las campañas de Lima (que acreditan su participación de Chorrillos y Miraflores) y la medalla por la batalla de Huamachuco. Se mantuvo en el ejército hasta julio de 1884, fecha en la que abandonó las filas para dedicarse a su vida civil.
Se casó con Carolina Bravo y llevó una vida como «empleado» en Tocopilla, según se desprende de su ficha militar. Pese a que no hay indicios concretos sobre a qué labores se dedicó Andrade, fuentes extraoficiales indican que atendió una botica (farmacia) en el puerto.
Finalmente, este veterano fallece a sus tempranos 53 años, siendo sepultado en el cementerio del Puerto Salitrero donde hoy yacen sus restos. Una ligera franja tricolor con los colores de su patria atestigua el pasado de este soldado que luchó y triunfó por anexar las tierras en donde actualmente descansa en paz.
