Víctor Contreras Tapia, el hombre que era estibador por las mañanas y alcalde por las tardes

  • Víctor Contreras Tapia (1906-2005), conocido como «el alcalde lanchero», dirigió Tocopilla a fines de la década de 1930. Bajo su gestión logró la construcción de grandes obras que aún perduran en el Puerto Salitrero. Posteriormente fue diputado, senador y hasta ministro. Sin embargo, su nombre ha sido olvidado y ninguna calle en Tocopilla le rinde un homenaje a su memoria.

Los primeros rayos de sol comienzan a despuntar por los cerros tocopillanos. Empiezan iluminando a lo lejos, hacia el mar. El vaivén de los barcos marca el ritmo de la ciudad. Son los últimos años de la década de 1930.

Con las botas mojadas y la camisa arremangada, Víctor Contreras Tapia comienza a amarrar cuerdas. Las voces de los demás estibadores resuenan en el puerto. Están cargando salitre.

Horas después, con el sol arriba en el cielo, Contreras Tapia baja de la lancha, se quita su ropa de estibador. Una ducha y directo hacia la Municipalidad.

El alcalde lanchero, como era conocido, recorría el municipio con las mismas ganas que cuando estaba cargando o descargando un barco. Las mismas manos que ajustaban cuerdas, firmaban decretos y gestionaban proyectos para la comunidad.

De campesino a lanchero

Víctor Contreras Tapia nació un 7 de julio de 1906 en San Esteban, pequeña localidad cercana a Los Andes.

Migró joven a Tocopilla, atraído por el boom de la industria del salitre. Aunque no existía aún el concepto de conmutación laboral, en la práctica era evidente: trabajadores del Norte Chico poblaron el Norte Grande, desempeñándose en las oficinas salitreras y lo que las rodeaba.

Contreras Tapia comenzó su vida en una pensión, como la mayoría de los trabajadores jóvenes arribados a Tocopilla. Se convirtió en estibador, lanchero y palero, desempeñándose en el puerto, donde la fuerza bruta era la principal herramienta de trabajo.

Poco a poco, empezó a involucrarse en el Sindicato de Lancheros y Ramas Similares, aprendiendo que la organización era la clave para mejorar -aunque sea en parte- las difíciles condiciones laborales de los obreros.

Víctor Contreras Tapia, el alcalde lanchero, nació en San Esteban, localidad cercana a Los Andes.
Víctor Contreras Tapia, el alcalde lanchero, nació en San Esteban, localidad cercana a Los Andes.

Bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo se instauró el Código del Trabajo, con lo cual el sindicalismo se volvió una herramienta legal. En ese contexto histórico, Víctor Contreras Tapia llevaba apenas unos pocos años en las filas del Partido Comunista, iniciando un camino que lo llevaría desde los muelles hasta los pasillos de La Moneda y del Congreso.

Un alcalde comprometido

La década de 1930 estaba por acabarse y, justo un par de años antes, en 1938, Contreras fue elegido alcalde de Tocopilla. En ese tiempo ser alcalde o cualquier otro cargo de elección popular era casi ad honorem, es decir, los sueldos que percibían eran bajos, casi simbólicos, por ende, muchos seguían en sus trabajos anteriores… Y así lo hizo Víctor Contreras Tapia: estibador en las mañanas y alcalde por las tardes.

Sin tener mayores estudios, pero sí una visión pragmática de la política, comenzó un proceso de modernización del Puerto Salitrero. Su impacto fue inmediato.

En sus periodos se llevó a cabo la pavimentación de calles y ampliación del sistema de agua en sectores periféricos de Tocopilla, como la ‘Manchuria’, lo que actualmente serían las cuadras aledañas al Hospital Marcos Macuada.

En 1939, uno de los arquitectos chilenos más importantes, Luciano Kulczewski, visitó el puerto y escogió a Tocopilla para construir el conjunto habitacional de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio, Edificios Colectivos.

Edificio Colectivos, a cargo del arquitecto Luciano Kulczewski
Edificio Colectivos, a cargo del arquitecto Luciano Kulczewski.

Otro hito fue la creación y construcción de la que sería la primera playa artificial del Norte Grande: Caleta Boy, una gestión entre el municipio y la Chile Exploration Company. También bajo el mandato comunal de Contreras Tapia se construyó la Población O’Higgins y las escuelas N° 1 y N° 2, conocidas como el Grupo Escolar, acercando así la educación pública a todas las familias.

Sin embargo, el logro más importante fue la electrificación de Tocopilla, en 1942, gracias a una gestión encabezada por el municipio junto con Corfo y la Chile Exploration Company.

Las ironías de la vida. Tocopilla desde 1915 energizaba con su termoeléctrica a Chuquicamata, la mina a rajo abierto más grande del mundo, pero la ciudad no tenía luz… Y no la tuvo por casi 30 años, hasta que, en 1942, fue electrificada

Para el doctor en Historia e investigador del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, Damir Galaz-Mandakovic, la gestión de Víctor Contreras Tapia no solo consolidó al Puerto Salitrero como un polo urbano moderno, también redefinió el ejercicio del poder local en un contexto de transformación social. “Contreras Tapia encarnó una política singular: articuló redes estratégicas más allá de su posición ideológica. Su capacidad de negociación con actores estatales y privados lo convirtió en un caso excepcional para la política comunal tocopillana”, expresa Galaz-Mandakovic, para finalizar indicando que “no ha existido otro alcalde en la comuna con su capacidad de articulación política, visión estratégica y de tal carisma. Tenía la habilidad de negociar con cualquier sector y transformar ideas en obras concretas”.

Recorte de la Prensa de Tocopilla, 1931.
Recorte de la Prensa de Tocopilla, 1931.

De alcalde a ministro

Sin saberlo, su paso por la alcaldía de Tocopilla (1938 a 1945), fue sólo el inicio para su carrera política.

En 1945, fue elegido diputado, y un año después, en el gobierno de Gabriel González Videla, lo nombraron ministro de Tierras y Colonización, actual Bienes Nacionales. Todo bien los primeros meses, pero la Guerra Fría ya comenzaba a influir en Chile y el mismo presidente que había sido apoyado por el Partido Comunista, terminó por ilegalizarlo bajo la llamada “Ley Maldita”.

La represión contra los comunistas fue brutal. No importó que Víctor Contreras Tapia haya sido alcalde ni ministro en ese momento: fue arrestado y relegado a Melinka, en la Región de Aysén.

A pesar de la persecución, Contreras fue elegido diputado y senador en los años siguientes, pero su labor en el Congreso se vio interrumpida de golpe por Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.

El estibador que forjó su vida y carrera política en Tocopilla fue exiliado hacia la República Democrática Alemana (RDA). Una década después, y aún en dictadura, Contreras Tapia retornó a Chile.

El olvido

Víctor Contreras Tapia (derecha) desfilando para uno de los aniversarios del Puerto Salitrero.
Víctor Contreras Tapia (derecha) desfilando para uno de los aniversarios del Puerto Salitrero.

En los ochenta se instaló en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, en Santiago, aunque no olvidaba su querido Tocopilla. Cada 29 de septiembre viajaba a desfilar en el aniversario de la ciudad. Era aplaudido en las calles por todos quienes lo recordaban, pero ignorado por la historia oficial.

En un Tocopilla que él ayudó a construir, su nombre no está presente en las placas de sus obras y ninguna calle lleva su nombre. Falleció en 2005, a los 99 años, y sus cenizas fueron llevadas al puerto. Hoy, una pequeña tumba en el cementerio es lo único que recuerda su memoria.

La invisibilización de su legado responde, explica Galaz-Mandakovic, a un anticomunismo cultural y estructural, a lo que se suma la desmemoria política de un país que olvida rápido.

“Contreras es un caso notable de gestión política, de carisma, de bondad y logros concretos, es el alcalde más recordado por el mundo popular de Tocopilla durante todo el siglo XX, lejos. Es un periodo de hitos significativos que marcaron la memoria del habitar en la urbe minera. Al punto que saltó desde el municipio a un ministerio. Una novela evoca su biografía: ‘Mi hermano. El alcalde’ (1965) del escritor Luciano Cruz Astudillo”, puntualiza el historiador.

Hasta hace unas décadas aún había tocopillanos mayores que lo recordaban, que lo vieron recorriendo poblaciones, que lo vieron tramitando decretos como alcalde, que lo vieron trabajando junto a estibadores y paleros. En fin, que lo vieron bajar de una lancha y subir a La Moneda.

Caleta Boy fue la primera playa artificial del norte de Chile.
Caleta Boy fue la primera playa artificial del norte de Chile.