Cobija: el único puerto que alguna vez tuvo Bolivia en el Pacífico

  • En Don Caliche somos apasionados de la historia regional y de todo el Norte Grande chileno. En este artículo nos remontamos a las primeras décadas de los 1800, cuando aún faltaban muchos años para el inicio de la Guerra del Pacífico, por lo tanto, cuando la Región de Antofagasta y en específico el puerto de Cobija, eran territorio boliviano.
El siguiente contenido es un extracto del libro ‘Episodios de la vida regional’, del historiador y exalcalde de Antofagasta, Floreal Recabarren Rojas, el cual fue editado por Corporación PROA en 2002.

Contexto geográfico sobre Cobija: este pequeño puerto se ubica a a 59 kilómetros al sur de Tocopilla y casi 130 al norte de Antofagasta. Actualmente sigue funcionando, aunque básicamente es utilizado por familias para disfrutar de un verano junto al mar y también por pescadores y mariscadores, quienes trabajan por el sector.

Francisco Bourdet O’Connors abrió sus grandes ojos claros y miró el cielo salpicado de pequeñas lucecitas. Era difícil dormir sobre el suelo duro. La humedad se hundía entre sus ropas. “Hay otra cosa más difícil para cumplir la orden de mi General”, pensó, “cómo ubicar y señalarle al General Sucre el lugar ideal”. Luego, como iluminado por un rayo, se contestó: “le indicaré tres lugares para su elección: Paposo, Mejillones y Cobija”. Con ese pensamiento Francisco se durmió.

Así terminó su cansadora expedición por la costa del Pacífico del Desierto de Atacama.

El 26 de diciembre de 1825, Bolívar firmó el decreto de su sueño: “… queda habilitado desde el 1 de enero… como Puerto Mayor… con el nombre de Puerto de Lama, el de Cobija”.

Puerto de Cobija visto desde el mar, ubicado en el norte de Chile, entre Antofagasta y Tocopilla
Imagen de Cobija, vista desde el mar. | Créditos: Episodios de la vida regional

Sin embargo, Cobija era de más antigua data. Hacia fines del siglo XVI nacía, con el devoto nombre de Santa María Magdalena de Cobija. Servía de refugio a los marineros que viajaban desde Valparaíso a Arica. Al siglo siguiente, ya nadie lo visitaba. Al final de la Colonia, volvió a revivir, transformándose en control aduanero de la exportación de plata de Potosí que, circunstancialmente, derivaba la carga hacia la caleta, las mulas recorrían 960 kilómetros para llegar a Cobija. Era una vía larga y difícil que se demoraba tres semanas en recorrer. En cambio, entre Arica y La Paz, el tiempo invertido era de una semana.

Cuando hubo camellos en Atacama

La distancia y escasez de agua eran dos obstáculos, la posta estaba formada por las localidades de Potosí, Parcos, Lípez, Polapi, Chiu Chiu, Calama y Toconce; hielo en la cordillera, infierno en el desierto.

Fue entonces cuando alguien pensó: “el Sahara es un desierto. Atacama también. Allá hay camellos, ¿por qué aquí no?”.

Sin sospechar el futuro que le esperaba, en marzo de 1846 desembarcaron 35 camellos. Lamentablemente, nadie se preguntó sobre qué tipo de suelo transitan esos animales. El Sahara es un desierto de arena. Atacama, en tanto, tierra dura y piedras. Como era de esperar, los camellos comenzaron a morir por heridas en sus patas.

Arica o Cobija

Cuando Bolívar pensó en Cobija, Sucre insistió en Arica. El puerto del extremo norte tenía una historia: cuando se descubrió Potosí -el mineral de plata más grande del mundo- Arica se transformó en el puerto más importante del Pacífico. Por allí se embarcó la plata hacia el exterior y fue por allí también que llegaban lujosas importaciones encargadas por los mineros, que incluían desde pianos hasta óperas y operetas, de tal modo que Cobija nació con la muerte anunciada.

Sólo un tercio de las importaciones bolivianas se internaban por allí.

Las autoridades aunaron denodados esfuerzos para poblar ese puerto. Diversos decretos de gobierno otorgaron apetitosas franquicias a quienes lo eligieron como lugar de residencia: terrenos gratuitos, gratificaciones, auxilios para adquirir artículos de trabajos y tres años de exención tributaria.

Luego de esta franquicia, Cobija sólo contaba con 391 habitantes y, para colmo, el diario boliviano ‘El Cóndor’ explicaba que los concesionarios eran, en gran parte, extranjeros como españoles, salteños y un buen número de chilenos.

El centenario estandarte boliviano que desapareció del cuartel de la Primera cía. de Bomberos de Antofagasta 

Esplendor y debacle de Cobija

En la década de 1830, el presidente de Bolivia, Andrés de Santa Cruz, trazó una audaz política para poblar el puerto. No sólo lo hizo desde el palacio de gobierno, sino que además se dio el tiempo suficiente para visitarlo. La inyección económica mejoró notablemente su administración. Esta política, más las dificultades del comercio paceño, surgidos por conflictos con Perú -aumentados por los aranceles aduaneros con Arica- permitió un importante desarrollo de Cobija, de tal modo que, en 1845 aumentó el comercio y su población alcanzó a superar los 5000 habitantes.

Diez años más tarde, cuando se inició el repoblamiento de Antofagasta, Cobija no resistió la competencia.

¿Cómo era ese poblado? Russenberger, un médico norteamericano que visitó Cobija, lo describió así: “las casas son de un piso y están construidas de madera y adobes. Una gran proporción de las casas están ocupadas por tiendas donde se exponen una gran variedad de mercaderías extranjeras… el edificio más antiguo es una iglesia construida de adobes de pequeños tamaños… Se podría creer que es un establo”.

Lo que no dijo es que esa iglesia, con sus barras hexagonales y pintada de un violento color naranja, servía a los marineros para ubicar al puerto.

Información extraída del libro Episodios de la vida regional, editado por Corporación PROA.

Libro Episodios de la vida regional editado por Corporacion PROA

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