Aulas de horror: a 117 años de la masacre de la Escuela Santa María de Iquique

  • “Un niño juega en la Escuela Santa María. Si juega a buscar tesoros, ¿qué encontraría? A los hombres de la pampa que quisieron protestar. Los mataron como a perros, porque había que matar”. Así dice un extracto de la reconocida obra compuesta por el iquiqueño Luis Advis, musicalizada por Quilapayún, estrenada en 1971 y que es el hilo conductor de este trágico suceso.
Resumen en 1 minuto
La masacre de la Escuela Santa María de Iquique en 1907 dejó cientos de muertos cuando el ejército chileno reprimió a obreros salitreros que exigían mejores condiciones laborales. Refugiados en la escuela junto a sus familias, resistieron el desalojo ordenado por las autoridades, desatando la tragedia. Este hecho fue silenciado por décadas, pero la "Cantata Santa María de Iquique", de Quilapayún, rescató su memoria. La masacre se erige como un símbolo de las luchas laborales y la importancia de recordar la historia para valorar los derechos conquistados.

Diciembre de 1907. Dentro de la Escuela Santa María de Iquique había miles de personas, entre obreros que bajaron de las oficinas salitreras, acompañados de sus esposas e hijos. “Vamos, mujer, partamos a la ciudad, porque en Iquique todos van a entender”, decían los trabajadores a sus mujeres, convenciéndolas que debían bajar para hacerse escuchar y lograr sus demandas: sueldos justos y pagados en dinero, no fichas; libertad de comercio, para poder comprar en otras oficinas; más seguridad en sus labores, entre otras peticiones. “Dicen que Iquique es grande como un salar, que hay muchas casas lindas, te gustarán. Confía”.

Ya en la ciudad, la historia cambió. “Hasta Iquique nos hemos venido, pero Iquique nos ve como extraños. Nos comprenden algunos amigos y los otros nos quitan la mano”, comentaban los pampinos. Los reunieron a todos, a los miles, y los llevaron a la Escuela Santa María. Siete días llevaban esperando allí dentro, sin respuestas a sus demandas.

Concentración de personas en Iquique 1907.
Concentración de personas en Iquique 1907 | Memoria Chilena.

21 de diciembre: el horror

Es el primer día del verano. Las calles de Iquique están llenas de militares. A fin de cuentas, según el relato de la cantata, “las ametralladoras están dispuestas y estratégicamente rodean la escuela. Son las 15:00 horas y el sol golpea fuerte. “El general llega, con mucho boato y muy precavido con sus soldados: ‘Dejen de inventar tanta miseria. Vayan saliendo del lugar, porque si no acatan órdenes, lo sentirán, exclamaba el general del Ejército a los obreros y sus familias dentro de la Escuela Santa María de Iquique.

Uno de los huelguistas, el Rucio, le responde: “Usted, señor general, no nos entiende. Seguiremos esperando, así nos cueste. Ya no somos animales, ya no rebaños (…) Si quiere amenazar, aquí estoy yo. Dispárele a este obrero al corazón”.

Al oír al Rucio, “el general no ha vacilado. Con rabia y gesto altanero le ha disparado. Y el primer disparo es orden para matanza y así comienza el infierno, con las descargas. Los soldados que estaban apostados alrededor abrieron fuego.

Horas después de la tragedia en la Escuela Santa María de Iquique.
Horas después de la tragedia en la Escuela Santa María de Iquique.

No hay cifras oficiales sobre cuántos fallecidos hubo a manos del ejército chileno. Se estima que varios cientos, según Sergio González, iquiqueño reconocido con el Premio Nacional de Historia en 2014. Sin embargo, la cantata menciona que “tres mil 600 miradas se apagaron”. Aquello responde a que no es una fuente histórica, sino literaria, por ende, Advis utilizó esa cifra para articular el relato y la métrica poética.

Entre las víctimas estaba Manuel Vaca, obrero que tenía un medio hermano español: Antonio Ramón Ramón. Él, siete años después de la masacre de Santa María de Iquique, intentó vengar la muerte de su hermano atacando al general Silva Renard. Aquí está su historia.

Olvido

El eco de los disparos quedó sepultado bajo décadas de olvido. Han pasado 117 años de aquel trágico hecho ocurrido un 21 de diciembre de 1907, el cual -si no fuera, en parte, por la Cantata Santa María de Iquique de Quilapayún- estaría casi olvidado. Así lo mencionó Eduardo Carrasco, fundador y director musical del conjunto, cuando en 2016 volvieron a presentar esta obra en Antofagasta.

“La cantata es parte de la identidad del norte, tanto por la música, los instrumentos que usamos y, hasta que Luis Advis compuso esta obra, poco o nada se sabía de esta tragedia. Era un hecho oculto”, expresó Carrasco a la Estrella de Antofagasta en abril de 2016 (ver aquí y aquí).

Escucha la Cantata Santa María de Iquique, compuesta por Quilapayún.

Explotación y extractivismo

Los trágicos hechos de la Escuela Santa María de Iquique no fueron aislados. Un año antes, en febrero de 1906, también se produjo una matanza en la Plaza Colón de Antofagasta. Y en la década de 1920, el ejército nuevamente se cobró víctimas en las oficinas San Gregorio y La Coruña.

Instalaciones salitreras.
Las duras condiciones en las instalaciones salitreras.

El historiador tocopillano, Damir Galaz-Mandakovic, en su artículo “Regímenes sádicos en la historia necropolítica de Chile”, disponible para su descarga, señala que estos hechos representan la lógica represiva del Estado, marcada por proteger un sistema económico basado en la explotación y extractivismo del salitre, mineral clave para la riqueza de potencias extranjeras, principalmente en Nueva York, Hamburgo y Londres.

“El accionar violento del Ejército en la Escuela Santa María responde a una lógica necropolítica que ha atravesado la historia chilena (…) El Estado definió a las clases trabajadoras como enemigos internos, legitimando su exterminio con discursos de ‘orden interno’ y ‘defensa de la patria’. Esta narrativa permitió a las fuerzas armadas, a menudo influenciadas por intereses de élites extranjeras, actuar contra los ciudadanos que debían proteger”, expresa Galaz-Mandakovic.

Un 21 de diciembre de 1907 las aulas de la Escuela Santa María se tiñeron de sangre y horror, tal como indica la investigación: “el rojizo del cobre sirvió para teñir la política de las armas contra la propia ciudadanía”.

Entonces: “Un niño juega en la Escuela Santa María. Si juega a buscar tesoros, ¿qué encontraría?”.*

*[Este artículo también fue publicado en el diario La Estrella, el 21 de diciembre de 2024]
A-117-AÑOS-DE-LA-MASACRE-DE-LA-ESCUELA-SANTA-MARÍA-DE-IQUIQUE

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