Ramón Ramón y el ataque contra el general que perpetró la masacre de Santa María de Iquique

  • Este sábado 14 de diciembre se cumplen 110 años del atentado contra el militar por parte de Antonio Ramón Ramón, un obrero español quien tras el ataque fue detenido y hasta hoy no hay certezas de cuál fue su final. ¿Qué lo motivó a realizar esta agresión?
Resumen en 1 minuto

En 1914, en Santiago, el obrero español Antonio Ramón Ramón llevó a cabo un atentado contra el general Roberto Silva Renard, motivado por la muerte de su medio hermano en la masacre de la Escuela Santa María de Iquique en 1907, que había sido ordenada por el propio Silva Renard. Aunque Ramón Ramón logró apuñalar al general, no consiguió matarlo, pero las heridas fueron lo suficientemente graves como para obligar a Silva Renard a retirarse del Ejército y, finalmente, fallecer en 1920. Por su parte, Ramón Ramón fue detenido y condenado a cinco años de prisión, pero su destino posterior es incierto.

La mañana del lunes 14 de diciembre de 1914, Roberto Silva Renard, un general de división del Ejército de Chile y veterano de la Guerra del Pacífico, se dirigía a pie hasta su despacho en el edificio Alcázar (Santiago centro), donde se desempeñaba como director de la fábrica de municiones.

El hombre de 58 años caminaba a paso cansino por un costado del Parque O’Higgins (antes llamado parque Cousiño), próximo a su lugar de trabajo sin advertir que un individuo le venía siguiendo los pasos. Cuando Renard finalmente le advierte de reojo, el tipo se le precipita y lo apuñala. Eran las 10:15 horas.

Representación del ataque de Ramón Ramón al general SIlva Renard, protagonista infame de la masacre de la Escuela Santa María de Iquique en 1907. Revista Zig Zag.

El atentado fue rápido. Varias estocadas logró propinar el atacante al viejo militar antes que llegaran en su ayuda algunos guardias del Ejército que escucharon los alaridos.

El atacante huyó y fue perseguido hasta el interior del parque, donde finalmente fue capturado y por poco salvó de ser linchado por militares, quienes le asestaron sus buenos sablazos. Silva Renard agónico en el piso era reincorporado para recibir los primeros auxilios.

Pese a que no falleció, las heridas no sanaron y la salud del otrora soldado se fue a pique. Terminó por recluirse en su vivienda en Viña del Mar donde sufrió constantes delirios producto del ataque. Falleció finalmente en julio de 1920.

Ramón Ramón

El atacante fue Antonio Ramón Ramón, obrero español de unos 35 años (se estima que nació en 1879) quien atentó contra Silva Renard, ya que fue el ejecutor logístico de la llamada masacre de la escuela Santa María de Iquique, ocurrida siete años antes.

Recordemos que la masacre se generó cuando obreros y sus familias de las salitreras de Tarapacá fueron acribillados en el contexto de una masiva paralización en demanda de mejoras laborales. El Ministro del Interior de la época, Rafael Sotomayor Baeza, envió a Silva Renard al mando de un contingente militar para reprimir las manifestaciones, todo esto llegó a su punto álgido cuando finalmente las tropas dispararon contra los trabajadores que se encontraban al interior de la mencionada escuela la tarde del 21 de diciembre de 1907. Entre los más de 120 muertos (según cifras oficiales) estaba el medio hermano de Ramón Ramón, Manuel Vaca.

Según consta el expediente judicial de la causa, Ramón Ramón confesó “yo soy el autor de las lesiones al general Roberto Silva Renard, y las he perpetrado por venganza, ya que fue quien abrió fuego contra los obreros de la escuela Santa María de Iquique, entre ellos mi hermano”.

Escuela Santa María de Iquique, en 1907 | MemoriaChilena.cl

La magíster en historia de la PUCV, Ximena Prado Dagnino, explica que “evidentemente había temas por saldar, ya que en el fondo la sensación de justicia no se había instalado entre los supervivientes de Santa María. Claramente el proceso de investigación (por la masacre) respondió mucho a los criterios de su época, que era mantener el orden, que era otra forma muy diferente de entender la relación entre obreros y los empresarios, y asimismo con el Estado. Y en relación al hecho concreto es revisar en el fondo el proceso, también dar visibilidad a las quejas, a las demandas que tenían los obreros, que tomó más de una década después remediar”.

Por su parte el investigador especializado en historia militar, Rafael Mellafe Maturana, cuenta que para la masacre de Santa María “Roberto Silva Renard era general y estaba a cargo de la guarnición militar en Iquique, es decir era el jefe de las fuerzas de esa ciudad. Como tal le tocó la triste misión de obedecer la orden emitida por el ministro del Interior, Rafael Sotomayor Gaete, que fue la de abrir fuego contra los trabajadores para imponer el orden por la fuerza”.

Así mismo agrega que tras el ataque “Silva Renard quedó muy mal herido: perforación al pulmón y otras heridas cortopunzantes no le provocaron la muerte. Debemos recordar que la medicina de 1914 no era la misma que la actual, de hecho, no existían los antibióticos para curar infecciones, entonces no es de extrañar que las consecuencias del ataque le provocó una neumonía que lo mató seis años después».

General SIlva Renard, fue quien dio el vamos para perpetrar la matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907, donde murieron obreros del salitre, sus mujeres e hijos e hijas.

Politización del atentado

Al poco tiempo de transcurrida la noticia del atentado, Ramón Ramón comenzó a ser proclamado por gremios anarquistas y de izquierda como “el vengador del pueblo”, en donde muchos incluso le adosaron militancia política.

Pero más allá del hecho de “vengar al hermano”, no existen registros ni antecedentes de que fuese un activo militante. Sobre este respecto, Ximena Prado Dagnino explica que “en general todo acto en la vida y sobre todo en el espacio público y en particular ante personas que han tenido relevancia o connotación en ciertos hechos y procesos históricos, siempre puede tener una lectura desde lo político. Ahora claramente la motivación del atacante de Silva Renard no fue solo venganza sino también una forma de reivindicar y de poner nuevamente en discusión y mostrar la situación de los obreros que no había sido solucionada o abordada de manera integral. Obviamente el atentado tiene una connotación política desde la lectura de que la relación entre obreros, Estado y empresarios no estaba armonizada como se esperaba”.

Para Rafael Mellafe Maturana “no creo que Ramón Ramón tuviese un ideario anarquista o nada parecido, pero sí calzó muy bien para los anarquistas y la izquierda de la época como singular explicación de venganza, por lo que se adueñaron del personaje para levantarlo como un héroe de la lucha de clases. Algo muy importante que hay que recalcar es que el general Roberto Silva Renard fue el que cumplió una orden emitida por el gobierno, es decir, por el ente político del país”.

Tras el atentado, Ramón Ramón fue llevado a un hospital (al quedar malherido tras recibir golpes y sablazos en medio de su detención) y luego de ser estabilizado fue enviado a la cárcel pública. De ese momento en adelante nada más se supo de él oficialmente.

Teorías hay varias. Algunas dicen que colectivos anarquistas lograron su liberación y le pagaron un pasaje de regreso a España en 1922, país en el cual fallecería en 1924. Otros, que se suicidó estando en la cárcel por pasar una profunda depresión, otros simplemente apelan a que fue ejecutado al poco tiempo de ocurrir el atentado, ya que el español prácticamente era un anónimo para entonces.

Lo cierto es que con los años, poco a poco la figura de este efímero español y su acto de venganza contra el ejecutor de las órdenes de represión de la escuela Santa María sigue siendo sinónimo de lucha obrera. Hoy, en las inmediaciones del metro Rondizzoni con avenida Viel, justo fuera de una farmacia, un monolito recuerda el lugar donde Ramón Ramón cometió el acto que le llevaría a la posteridad.*

*[Este artículo también fue publicado en el diario La Estrella, el 18 de diciembre de 2024]
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